Compartimos la entrevista realizada por el diario chileno-alemán Cóndor el 13 de agosto de 2012, ahora a pedido de muchos, traducida al castellano. El original en alemán pueden leerlo a través del siguiente link: Den Glauben in Freiheit leben.

Vivir la fe en libertad

Siendo adolescente participaba en los cultos, no por convicción sino por obligación; hoy Rodolfo Olivera Obermöller, pastor de la Iglesia Luterana en Valparaíso, lo hace con total dedicación: “Rudy” se mantiene constantemente comunicado con su congregación a través de Twitter y Facebook. Hoy con 34 años, tiene una visión modernista, liberal y a la vez espiritual y social de su trabajo pastoral.

Rodolfo Olivera Obermöller siendo un apasionado catador de vinos quiere que su labor en la Comunidad Luterana de Valparaíso sea comprendida como liberal y abierta. Su actividad como pastor es para él “el mejor lugar de servicio del mundo”.

La actual visión [foto] que nos muestra la iglesia no es una simple foto y no representa solamente la Iglesia de la Santa Trinidad o la histórica Iglesia de la Santa Cruz de Valparaíso. Si uno se interioriza en la página de Facebook de la Iglesia de Valparaíso se verá un Smartphone en cuyo display sale “15-17 de Julio: Campamento de Invierno de 2012”. Desde el año 2006 el Pastor se comunica constantemente con sus fieles, y sus ideas creativas son difundidas a través de online. La página cuenta actualmente con 945 “amigos” (¡y aumentando!) que provienen además de Chile, de otros países de Sudamérica, de Alemania y EE.UU”. “Muchos están interesados en saber todo lo relacionado con nuestra labor, especialmente de otras Iglesias Luteranas en el mundo”.

Además del Facebook, el joven Rodolfo, llamado cariñosamente “Rudy”, utiliza con entusiasmo Twitter para distribuir rápidamente información importante. “La Iglesia debe comunicarse siempre con la tecnología usada actualmente por el ser humano. Y es necesario buscar y reflexionar sobre nuevos métodos de desarrollo para usarlos ingeniosamente”.

Quiebre con algunas tradiciones

Rodolfo Olivera Obermöller asumió hace 7 años la labor pastoral de la Iglesia de Valparaíso. Desde entonces ha realizado muchos más cambios fuera de la tecnología moderna. Uno de estos primeros cambios los realizó después de una votación unánime y en conjunto con el Directorio donde se decidió dar término a los cultos bilingües. Estos se efectuaban ya solamente una vez al mes en alemán y no eran muy concurridos. Rudy reconoce que además sus conocimientos del idioma alemán no eran del todo suficientes. Según él, es más importante mantener el espíritu crítico-protestante y difundirlo, que insistir en el idioma alemán, disminuyendo así el crecimiento de la Iglesia.

Para motivar a la joven generación de asistir gustosa a los cultos, Rudy introdujo un nuevo método:”Siendo adolescente, el culto no me motivaba en absoluto e igual le pasaba a otros jóvenes y nos aburríamos. Al estudiar Teología descubre la causa: en ese entonces no entendía nada. Por tal motivo comencé, hace 4 años, a explicar la liturgia del Culto, paso a paso a los diferentes grupos de la comunidad: por qué decimos esto o lo otro, por qué nos ponemos de pié, por qué nos sentamos, qué significan los símbolos de la Iglesia, etc.” Esta “enseñanza educativa” fue muy apreciada y valorizada por los miembros, lo que lo llena de orgullo y no quisiera cambiar la connotación espiritual que da a sus cultos. Una batería musical nada tiene que ver en el interior de la iglesia, según su parecer.

Rodolfo quiere que su  iglesia sea más espiritual, pero a la vez, que se convierta en un espacio más abierto. Él rechaza las discriminaciones abiertamente. “Nuestra iglesia es un lugar positivo en que todos son iguales, y cada uno puede ser simplemente como es. El que está separado, está separado, el que es casado, es casado, y el que es homosexual, es homosexual”. Su divisa es por consiguiente “Vive tu fe en libertad”. Su gran modelo es el pastor y teólogo luterano alemán Dietrich Bonhoeffer, opositor del Tercer Reich.

De creyente rebelde a ser cabeza de la Iglesia

Que Rodolfo Olivera Obermöller llegara a ser Pastor algún día le parecía una utopía. Creció en un hogar netamente luterano, pero desde pequeño no se sentía atraído por la iglesia, e iba en contra de su voluntad a los cultos. Como un “castigo” sus padres lo enviaron, a los 16 años de edad, a un campamento de la Iglesia Luterana en Chile. Allí es donde se produjo el cambio radical en su vida. “Yo acepté participar, con el propósito de hacer siempre lo contrario a aquello que pedían de mí. Y me resultó bastante bien…” dice Rudy con una sonrisa picarona, pero una de las líderes del grupo se preocupó personalmente y se hizo cargo de este rebelde adolescente, conversando reiteradamente con él hasta que mejoró su autoestima y Rodolfo encontró el camino de Dios. Se convirtió rápidamente en un miembro activo de la Comunidad hasta que en el año 1998 fue marginado de los campamentos siguientes, siendo ya líder, por algunas controversias.

Rudy participó el año siguiente en otro campamento luterano, pero en Buenos Aires. Recién llegado los Pastores, convencieron al novato de asumir el cargo de dirigir un grupo de lectura bíblica, lo que le produjo gran desconcierto. Al término de su estadía se le explica que esta tarea había sido una prueba y que comprobaron que tenía condiciones de ser pastor. “Quedé completamente sorprendido y estupefacto, recuerda Rudy hoy, y pensó que todo era una broma, pero muy serios me garantizaban todo tipo de ayuda si estudiaba Teología en Buenos Aires. Dicho y hecho, dejó sus estudios de ingeniería en Chile e ingresó a estudiar teología, y a los 7 años de estudio volvió a Viña del Mar, donde fue recibido con los brazos abiertos. Siendo ya Vicario le fue autorizado a celebrar los Cultos y en el año 2006 fue ordenado como pastor, por su gran amigo el pastor Rolando Holtz

De su decisión de poner su vida al servicio de Dios, no se ha arrepentido ningún solo segundo. “No sabría hacer otra cosa. Ser pastor me llena totalmente y me hace feliz. Tengo el mejor trabajo del mundo”. Además, sostiene que la Iglesia de la Santa Cruz “es una de las más lindas de Chile, y quizás del mundo entero”, y que poder celebrar los cultos allí es un gran honor que da un valor agregado y una connotación muy especial para la unidad de su Comunidad, la cual  describe como única y singular en su género, especialmente por la comunión y alegría con la cual se vive ahí.

Las tragedias lo han fortalecido

En los primeros años de su pastorado fueron 2 sucesos trágicos los que marcaron fuertemente la identidad de la iglesia de hoy. En primer lugar el terremoto de febrero de 2010 que produjo muchas desgracias humanas y pérdidas materiales, sobre todo en el Sur de Chile. En vez de lamentar las consecuencias de la catástrofe, decidieron salir y  ayudar en la reconstrucción del país. Un grupo de jóvenes viajó al Sur (Santa Cruz) para levantar albergues provisorios para los damnificados, repartir alimentos y otros elementos necesarios, además de dar valor a las personas que sufrieron el devastador sismo y posterior tsunami. Así la Iglesia Luterana pasó, de la noche a la mañana, de ser una iglesia tranquila y pasiva a una iglesia muy comprometida socialmente. Un importante reconocimiento recibieron también por cumplir con enorme esfuerzo la restauración de la histórica Iglesia de La Santa Cruz en el Cerro Concepción de Valparaíso.

Una desgracia personal en la vida personal de Rodolfo Olivera Obermöller motivó una inusual unión férrea con su Comunidad. El 29 de Noviembre de 2010 recibió una terrible noticia: su hermano mayor Andrés fue asesinado en Alemania y solo por proteger a una colega de trabajo de su violento ex novio. Aunque el deceso de su hermano le provocó una profunda pena y dolor, a su vez ocurrió algo muy positivo: “lo más hermoso fue la incondicional ayuda de la Comunidad, me acompañaron y apoyaron todo el tiempo, me ayudaron con el papeleo y tuvieron mucha paciencia conmigo. Fueron muy cálidos y comprensivos. Así también creo que cambió el espíritu de nuestra iglesia. Desde entonces lloramos juntos en cada fallecimiento que acontece, pero también nos reímos juntos cuando lo amerita la ocasión”.

Lo privado, privado es

Fuera de su actividad pastoral, Rodolfo esta involucrado en varias instituciones chileno-alemanas. Trabaja, en jornada compartida, como profesor de religión en el Colegio Alemán de Valparaíso, y es miembro de la Sociedad Alemana de Beneficencia, donde colabora pastoralmente a los necesitados. Además celebra Cultos en el Hogar Alemán en Quilpué y en Villa Alemana.

Tan voluminosa y múltiple es su actividad como pastor, que es sumamente cuidadoso y celoso de su vida privada. “Me preocupo de hacer una separación de mi actividad pastoral y mi vida familiar. Son muy pocas las personas que conocen mi domicilio”, explica el padre de 2 hermosos hijos: Camila (7) y Felipe (4). Así nos cuenta, que como apasionado de los vinos, intenta mantener un ritual con su esposa cuando llega a casa, y charlar juntos bebiendo una copa de buen vino, pero lógicamente con mesura, ya que el despertador, como de costumbre, suena todos los días a las 06:30 hrs.

Por Andreas Müller