Fuente: Diario La Estrella de Valparaíso. 18 de junio 2016

Cinthia Matus O.

La Iglesia Luterana de La Santa Cruz, ubicada en la calle Abtao 689 del cerro Concepción, ha extendido la siguiente invitación: que todo los cristianos divorciados “vengan a vivir su fe y a comulgar con nosotros”, no importando las razones de su separación, convocatoria que incluso fue publicada en un aviso en un diario.

Miguel Ángel Núñez, ingeniero comercial y pastor ordenado el pasado 11 de junio, explica que la intención, más que sumar miembros en sus filas, es lograr que la gente se sienta aceptada. “Lo vemos más del punto positivo en donde la eucaristía y santa comunión no se le niega a nadie. Nuestra iglesia quiere ser un espacio de reencuentro, inclusivo, que acepte a la gente sin importar si tuvo alguna falla en su vida. Así que más que atraer a las personas, queremos que la gente sienta que hay un lugar y que Dios les ama independiente si falló o no”, señala el joven de 29 años, oriundo de Casablanca.

La iniciativa, que fue impulsada porque varios de los adeptos se encontraban en esta situación, ha sido promovida entre los luteranos porque ellos ven al matrimonio como una bendición. “Como queremos construir nuestra reflexión y prédica desde el amor, es decir, como un espacio de amor y no de crítica, hemos hecho matrimonios de segundas nupcias porque nosotros como iglesia no creemos que el matrimonio sea un sacramento, sino que una bendición que le muestra a las personas que Dios les da una nueva oportunidad”, afirma el pastor que además tiene una polola reportera.

Raúl Gutiérrez, periodista retirado y miembro divorciado, declara que la experiencia ha sido gratificante porque se pudo casar por segunda vez. “Hay muchos católicos que se han divorciado porque desgraciadamente han fracasado en sus matrimonios y que luego, con el tiempo, han tenido la bendición de encontrar a otra persona con la cual se han puesto a vivir. El Papa Francisco ha tenido la buena voluntad por buscar una solución al problema, pero aún así las personas no pueden comulgar y se sienten excluídas. Nosotros lo podemos hacer naturalmente, después de arrepentirnos de los pecados que se han cometido, porque cuando un matrimonio fracasa, casi siempre es por culpa de las dos partes”, manifiesta.

Valoran la familia

Raúl sostiene que como su iglesia cree en la confesión personal, sólo basta que la persona diga en qué se equivocó para tener acceso a la eucaristía bajo las especies de pan y vino. “Las personas separadas vienen y se les explica el significado de la eucaristía en sus vidas. Entonces, las personas de nuestra iglesia no tienen ninguna restricción para que todas las personas puedan comulgar. De ahora en adelante vamos a acoger a todos los divorciados y sin decirles nada”, aseguró.

Sin embargo, tanto el pastor como el creyente garantizan que proteger a la familia es lo más importante. “Lo ideal es que las personas puedan salvar su matrimonio y yo, que tengo mucha experiencia en la materia, debo decir que muchos matrimonios se pueden salvar si es que hay buena voluntad. Si supieran los costos que tiene la ruptura matrimonial serían mucho más cuidadosos. Por eso también le damos mucha importancia a las familias y los sábados se realiza una preparación especial para quienes deseen casarse nuevamente”, señaló Raúl Gutiérrez.

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